Festividad


Lo cierto y verdad es que odio lo típico. Lo manido y mil veces repetido es algo que me puede. Por tanto no es que me guste escribir esto, pero, en fin, tradición y educación mandan, y yo, vencido por ellas, agacho las orejas de falso lobo y me entrego a sus órdenes.
Centrándonos en el objetivo al que me veo obligado, he de hacer un memorándum de este extenso e intenso año. Así lo dicho, declararé que ha sido una temporada excitante, intrigante, minuciosa, viva, irrefrenable y mil millones de cosas más.
Y en fin, que espero que así sigan siendo, cambiantes, eclécticos y semovientes. ¿Me oyes Destinidad?



Joyeux Noël

Fallo

-Largas. Eternas. Impensables para la razón humana. Una idea que escapa a nuestro actual concepto del espacio-tiempo. Así eran las noches que pasábamos juntos.-
- ¿Como una clase de Derecho Administrativo?-
-Mucho más largas. Y radicalmente opuestas. En esas lecciones el tiempo ralentiza su avance hasta casi detenerse por el tedio inevitable que produce. Esas noches, en cambio, eran tan extensas porque hacíamos mil cosas, millones, billones, trillones y suma y suma y sigue, que nos permitían estirar el tiempo a nuestro antojo.-
-Y ¿qué ocurrió para que sucediera el cambio? ¿Por qué ahora vivís de espaldas el uno al otro?.-
-Nos casamos-

Onomatopeyas

¡Catapum!¡Bum!¡bang! y ¡Paf!, fieles a si mismas y a sus inveteradas costumbres, pasean diariamente, fruto de su rutina, a lo ancho y largo del globo. Como buenas onomatopeyas que se saben explosivas, recorren cada vez un poco más, para sentirse amadas e idolatradas. Consiguen llegar a sitios tan recónditos que ni siquiera aparecen en las cartografías, pero en las que ya han inoculado sus violentos movimientos. Dueñas y señoras del mndo, gustan de aplastar a las pequeñas y jóvenes onomatopeyas, más progresistas, que intentan, a veces en vano, enemendar los desperfectos que las viejas acometen en su paseo matutino. ¿Lograrán algún día Muac, Snif, Jajá y Jejé ocupar su puesto? ¿Serán ellas las nuevas musas?

Romance de la Oficina

Teclas cargadas de informes,
cálculos, balances, gomas.
Sonrisas frente al café,
porque prosiguen las bromas.
Cuentas que no cuadran nunca
y en el alféizar, palomas.
El jefe, harto de todo,
sueña ya que, con redomas,
cuelga a todos por el cuello.




Renovación total, de espíritu, de fachada y de costumbres. Veremos cómo funciona.

Esperpéntico

Mi bien leído Valle-Inclán decía, ya en su época, que hacía falta deformar la realidad de manera que esta se nos hiciera comprensible; habida cuenta que a la gran mayoría se nos escaparía "el trágico sentido de la vida" si no fuera de este modo.
Últimamente, vagando por las callejuelas árabes, leyendo la prensa o simplemente escuchando, es posible ver la deformidad sin necesidad de ese espejo cóncavo y/o convexo. La sociedad, definitivamente, se ha tornado esperpéntica: ancianos ansiando la juventud que hace tiempo que se les escapó, niños presos de la esclavitud de la madurez impuesta, la denostada generación ni-ni... (sic)

Gracias, de todo corazón, amados conciudadanos.

En efecto

Ayer morí. Puede resultar extraño e incomprensible, pero lo hice. No es esto una visita fruto de una mala conciencia, ni, por supuesto, una premonición de hechos futuros o terribles tragedias. Tampoco he venido a ser una plañidera de mi vieja vida. De hecho, si morí, fue por propia voluntad. No fue un suicidio, no tengo el suficiente valor como para poder hacerme daño.

Tan solo hice acopio de mis fuerzas y las dirigí contra mi corazón, que viéndose rodeado, decidió hacer caso a lo que mi cerebro consciente le dictaba. ¡Ríndete!
No fue, ni mucho menos, una decisión tomada a la ligera. Llevaba ya tiempo incubándola, dándole vueltas, desde que el virus de la insatisfacción inoculó en mí. Quizá, y viendo el panorama reinante, adelanté un poco el final.

Co-razón

-Aristóteles hacía una distinción entre razón teorética y razón práctica; Sartre a su vez, diversificaba entre razón dialéctica y razón analítica. Ortega y Gasset, sin embargo, diferenció entre razón vital e intelectual. No obstante, y sin ánimo de contradecir a los pensadores y sus inamovibles conceptos, os diré que se dejaron algo en el tintero.
El co-razón es algo básico, inelidible de la razón: co-razón, es decir, compañía de la razón.
¿De qué serviría obtener conocimientos universales como consecuencia de nuestra razón, si los despojamos de su capacidad para inspirar, producir pasiones o emocionar? ¿Acaso las ideas del mundo platónico tendrían sentido en nuestra mente, si nuestro co-razón no las hiciera comprensibles al mundo sensible que nos rodea?
El co-razón mueve nuestro mundo, ¿os dais cuenta?- dijo, exhausto, Fisto.

Fina Ironía


Últimamente me siento irremediablemente abocado a pensar que la ironía domina el mundo.
Lo irónica que es la Vida, como si se riera de nosotros, mostrándose todopoderosa y alevosa.
Si los cactus, secos, estériles y mortecinos florecen, ¿qué más puedes esperar? Los mineros, tras décadas intentando escapar de las entrañas de la tierra, vuelven a ella irremediablemente, como si una mano negra se ensañara con ellos. No deja de ser irónico también que la pitera común, antes de morir, dé una flor de 10 metros, a modo de despedida.

Me limitaré a decir, en favor de ella, que por trágica, malévola, estúpida o irreflexiva que sea, la Ironía consigue que una sonrisa asome, una sorpresa que alivia, mínimamente, sí, de la carga que nosotros, herederos de Atlas, debemos soportar.


Ironías de la vida, hoy cumplo 100 entradas, 53.222.400 segundos de pensamientos e ideas.
Gracias

Conversaciones ante el espejo

-Cómo habéis cambiado, ¡rediós! Barrúntaseme que de no haberos detenido ante mí apenas os hubiera reconocido. ¿Dónde quedaron esos últimos resquicios de niñez? ¿Dónde esa cara lampiña y tersa? ¿Os habéis mirado detenidamente?

-Me congratula que os deis cuenta. Lo cierto es que hay veces en que ni yo mismo acierto a ver dónde estarán los límites de mi cambio. ¿Qué me ha ocurrido? Intento daros una respuesta, pero me es arduo.

- ¿Queréis saber que os sucede? Sois mayor. Simple y llanamente. No intentéis buscar otra respuesta que no sea esa. Esa es la clave.

-Pero, ¿cómo me ha podido ocurrir? Recuerdo aún vivamente en mi memoria mis juegos, mis trastadas, mis llantos por nimiedades y demás niñerías. ¿Cómo puedo ser nostálgico siendo tan joven? No debe ser bueno.

-Ciertamente no os conviene; al menos no tan joven. Os daré un consejo, que debéis haber oido ya: la vida pasa; no malgastéis vuestro tiempo recordando épocas que no fueron tan buenas, ni imaginando futuros que no serán tan malos.

Tedio




Debería estar cansado de tus manos en mi pelo, de tu sonrisa nacarada, de tus besos sin receso, de tus tobillos hipersensibles, de tu risa irrefrenable, de tus pasos torpes, de tu mirada furtiva, de tus orejas en mis dedos y de tu ilusión por el cambio.

Sin embargo, y aunque lo intento, inexplicablemente me gusta más, una atracción enfermiza me aboca a ti, sin remedio.

Ondeando


Aún ondeo. Me mezo como la ropa en el tendedero, sin orden ni concierto. Doy algún traspiés que otro y acabo hundiéndome en mi propio fango. Sucumbo ante el poder mi creciente dipsomanía y me embarco en un viaje del que tardaré tiempo en volver.
Sin embargo, lo que más me asombra de toda esta situación de la que no alcanzo a comprender ni la mínima parte es que tú continúes impertérrita, con una sonrisa que descubre todos y cada uno de tus dientes.



Animal de bellota


Nazco, crezco, me reproduzco y me matas.

Y yo, animal de mí, ser irracional guiado por mis instintos, me embeleso, persigo tu rastro, olfateo, te encuentro, muerdo, araño, pruebo la carne, tu débil carne.
Y aprovechas mi frenesí para matarme, lentamente, como un virus que destruye poco a poco cada una de tus células.
Pero, !ah¡ infinita misericordiosa, ese lento homicidio se contrarresta con la vida que me das a cada beso, con cada caricia, en cada instante.


Permíteme, poderosa P.
Permíteme pedirte protección.
¿Podrás proveerme?
Preciso protección;
para prevenir posibles penas;
para provocar preciosos períodos pacíficos.

Pelearé. Porfiaré. Pugnaré.
Para preservar peligrosas pasiones.


P.P.P.

Instantes


Un instante. Esa mínima expresión de tiempo les había bastado.
Es admirable la capacidad de los instantes. Un instante determina el inicio o el fin de la vida. Causa consecuencias terribles o deseadas. Un instante decidió el inicio de todas las guerras, de todas las paces, de todas las treguas. Esa fracción de tiempo superior a un segundo. Eso les había sido suficiente. Sería bueno remontarse tiempo atrás; a la época en que se conocieron, y cómo, más tarde, fueron sabiendo cada vez más el uno del otro, de cómo se dieron cuenta de que se necesitaban mutuamente para por fin alcanzar lo que llevaban buscando tanto tiempo: ser felices.
Pero prefiero concentrar la atención en ese instante. Ese que los catapultó al éxtasis cuasi mareante, que los desorientó por completo y que sin embargo les causó tanto o más placer que cualquier situación que hubiera rayado la felicidad.
Una mirada en ese instante y todas las estratagemas que habían desarrollado de nada sirvieron. El beso a continuación terminó por hacerles comprender que no harían falta. Se amaban sin más, sin medias tintas, ¿para qué estratagemas?

Misandria (y 2)

descubrió que él no tenia esa malicia que a tantos (no tantas, incluso llegó a creerse enamorada de las mujeres, una especie de misandria) había atribuido. Fue franco con ella cuando le preguntó por lo que estaba escribiendo. Realmente estaba interesado en saber qué parte de ella estaba vertiendo sobre esa libreta maltrecha. Y eso fue lo que a ella le gustó, que no fue con medias tintas, ocultándo tras una máscara de falso interés un deseo de poseerla físicamente. Ella se lo mostró gustosa y quedaron, visto el afán del chico por leer más, en volver a verse a la tarde siguiente. Y le satisfizo en tal grado que quedaron el día siguiente, y el otro y el próximo. Siempre en la misma mesa, siempre en penumbra.

Misandria

Con esperanza contempló la vida que se le presentaba tras conocerle.
Aliviada ya de sus penas, de sus pensamientos catastrofistas y cuasi mortecinos, afrontaba su nueva vida con cierta ilusión, quizá con más ilusión que nunca nada en toda su vida. Debido a su personalidad no muy alegre y extrovertida, los últimos años de su no-vida (como ella misma denominaba a la vida que había llevado antes de conocerlo) habían forjado una personalidad un tanto pesimista y quizá huraña. Se asustaba de cuanto ente (no había personas; los únicos merecedores de ese título eran su padre y su madre) se acercaba a ella y le preguntaba algo o le mostraba una sonrisa. Creía a pies juntillas que siempre escondería algo oscuro, frívolo o endiablado, que por hache o por be acabaría matándola un poco más; doliéndole en fin.
Pero en el momento en el que lo vió...

Definiciones

Eres adictivo completamente,
un tipo elegante,
un beso cálido,
un abrazo realmente sólido,
soñador nato,
romántico por naturaleza,
despreocupado pero a la vez consciente.
Un respiro,
eres un respiro,
una bocanada de aire cuando sientes que no puedes más;
pero eres complejo
y diferente
eres vida
y tienes duende
y nunca morirás.
Lo tengo clarísimo.


Si me defines así, ¿qué más puedo esperar de tí? Yo creo que es suficiente.
-Epidemias, terremotos, maltrato, violencia, vulgaridad, cinismo-hipocresía... ¿qué hay de bueno aquí y ahora?
Las buenas personas se perdieron en un camino cada vez más duro, inclinado totalmente por la vergüenza que campa a sus anchas. El mundo de mis abuelos, e incluso de mis padres, se evaporó como el éter; al instante y dejando a los que vinimos detrás en un estado de semiconsciencia del que difícilmente (visto que nuestro timón se quebró hace ya tiempo) saldremos.
Sí, aún hay cosas buenas, queda el arte (cada vez más masacrado y cadavérico, sombra de sí mismo) y la conciencia de ciertos soñadores que deben mezclarse entre el vulgo para sobrevivir en lo que queda del Antiguo Mundo.
¡Últimos mohicanos, dejad el miedo a un lado, sobrevivid!- dijo Fisto, en estado cuasiorgásmico.

Quid?

Dime qué es en lo que piensas. Intento adivinarlo por tus pupilas, dilatadas por la falta de luz en esta penumbra eterna que es nuestra habitación, pero es en vano. Ningún atisbo de debilidad; fruto de la perfecta colocación de las ideas en tu cabeza, sólo dejas entrever lo que te interesa que intente saber. Por desgracia, esas veces en las que bajas la guardia (conscientemente) para que entre en tí son mínimas. Tu aire misterioso me fascina (gracias, memoria humana colectiva*) y me exaspera. Como si de un tira y afloja se tratara, tu te blindas ante mis intentos de entrar. Trataré, besándote, de descubrir por tus labios lo que tus ojos no expresan.


*(lo que desconocido nos atrae, inexplicablemente)

Abecé

abcdefghijklmnñopqrsTÚvwxyz.

Hasta el abecedario no para de nombrarte. Quizá tanto como yo.


Poom-poom, poom-poom. Ahora todo vuelve a funcionar, ¿no lo oyes?
Suena incluso al ritmo de Fluorescent Adolescent.

Rutina

Solía susurrarte al oído lo guapa que estabas, cada día, al despertarme. Aprovechabas que no estaba muy lúcido a esas horas y me engatusabas para hacer cosas que sólo a tí te gustaban: quedar con tus amigas y sus aburridas parejas, cenar con tus padres, recoger a tu sobrinos de la guardería (aunque secretamente me caían genial esos pequeños trotamundos, debía mantener mi imagen de tipo duro-odianiños)
Ya despejado y esperando que mi gran taza de café se enfriara, conversábamos, acerca de tí, de mí; comentábamos las noticias de la radio y, en fin, jugábamos a ser matrimonio, quizá pensando en un futuro algo próximo.
Tomábamos la ducha diaria juntos, cumpliendo así con una de mis condiciones, y acto seguido nos evaporamos cada uno a nuestros respectivos trabajos.
Vueltos ya y tras comer, nos acurrucábamos en el sofá y veíamos una película, quedándonos dormidos casi siempre. Al despertar comenzaban los arrumacos, los besos y las caricias. Quizá hubiera alguna variante, tal como los abrazos (ya sabes que a mí no me gusta darlos) cosquillas o masajes, pero era en muy pocas ocasiones. Terminábamos, cómo no, empapados en sudor, extasiados y casi muertos (la pétit morte que le llaman los franceses)
Cenábamos, oíamos música, bailábamos, salíamos, te hacía fotos, dormíamos...
En definitiva, VIVÍAMOS.

Ojalá algún día pueda decir que tuve esta rutina. Y que fue contigo.

Reflejo


Sólo soy el reflejo de lo que una vez fuiste. Un reflejo difuminado, borroso y apenas nítido. Un reflejo de todo aquello que un día tuviste. Pero, de momento, sólo un reflejo; no una realidad.

Gente





Gente que pasa, que viene, se va, camina en sus preocupaciones. Pero siempre es la misma gente.
Se mueven, sí; pero no sienten. Se mantienen inmóviles ante cualquier mínimo atisbo de humanidad. Nada les mueve mas que ellos mismos.

Feliz Nueva Década.