Ondeando


Aún ondeo. Me mezo como la ropa en el tendedero, sin orden ni concierto. Doy algún traspiés que otro y acabo hundiéndome en mi propio fango. Sucumbo ante el poder mi creciente dipsomanía y me embarco en un viaje del que tardaré tiempo en volver.
Sin embargo, lo que más me asombra de toda esta situación de la que no alcanzo a comprender ni la mínima parte es que tú continúes impertérrita, con una sonrisa que descubre todos y cada uno de tus dientes.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Vas camino de convertirte en clásico...

Anónimo dijo...

...Y en lo mas sutil de los cuerpos sutiles
Lejos de la noria de causas y efectos
Se tiene el corazon que se trae por defecto
Asi como Aquiles por su talon es Aquiles...


P.