Nada

Nada. No hay nada. Absolutamente nada que ahora pueda decir. Nada se me ocurre. Nada me ocurre. Nadie me inspire. Nada. La nada.
Nada ahí fuera. Nada aquí dentro. Nadie que alimente. Nada que digiera este mal trago. Nada me es posible hacer hoy. Nada.
Por ello me marcho; quien sabe si para siempre o por un microsegundo.
Han sido 85 entradas en las que me he descubierto, me he relajado y con las que he disfrutado. Continuaré con las Epístolas y por el momento nada más.

Gracias,
Blo

Viajar en tren.


Velocidad de vértigo, pero al mismo tiempo pausada y monótona por el traqueteo de los vagones sobre las traviesas. El aire, convertido en viento por la velocidad del tren, entra por la ventana, bajada para sofocar el calor que nos produce este beso. Un prado verde se antoja inacabable. Mirando al infinito con los ojos cerrados, deseo que este instante sea eterno, que nunca acabe el viaje y que tú, como de costumbre, no seas la burda ilusión sempiterna y huyas. Vana intención; desapareces.