Nada. No hay nada. Absolutamente nada que ahora pueda decir. Nada se me ocurre. Nada me ocurre. Nadie me inspire. Nada. La nada.
Nada ahí fuera. Nada aquí dentro. Nadie que alimente. Nada que digiera este mal trago. Nada me es posible hacer hoy. Nada.
Por ello me marcho; quien sabe si para siempre o por un microsegundo.
Han sido 85 entradas en las que me he descubierto, me he relajado y con las que he disfrutado. Continuaré con las Epístolas y por el momento nada más.
Gracias,
Blo