Tanto que contar

Tengo tanto que contarte                                                                                                                     y apenas tengo tiempo                                                                                                                                 porque  no se de cuanto dispongo                                                                                                     ni cuanto esperaras.                                                                                                                                    Maldiceme rapido. aun hay tiempo                                                                                                       mas perdoname subito. no tardes.                                                                                                    Quien promete y no cumple,                                                                                                               aun apedreando mi tejado,                                                                                                                          es mezquino. soez y malencarado.                                                                                                     Pero el perdon, que todo lo puede,                                                                                                   inmunizara mis pecados.  los eliminara.                                                                                           ¡Que tortura me espera!                                                                                                                       No vi acercarse ese tren impetuoso                                                                                                   que me arrancaria cada uno de mis dones de honor.                                                                                                                 Soy tu siervo. tu mi señor.                                                                                                                   Tanto que contar. que me falra 

Normalidad

Regreso al nido, por un tiempo.
Vuelvo a los lugares comunes,
a los mismo bares,  a los lunes,
al calor sofocante que impregna el viento.

Retomo el primer mandamiento:
amarás volver porque te reúnes
con los que dejaste, que no son inmunes
a la ausencia del más necio.

Lo único de la vuelta que me disgusta
es que no es completa, aún queda.
La normalidad en realidad asusta,
si tu no estás en ella, si tu no estás cerca.
Lo nomal, lo que a la definición se ajusta,
es que la vida aquí no es si no estás en ella.

El beso de Klimt

Como una especie de Dafne y Apolo
amándose en el último segundo
antes de que ella fuera árbol fecundo,
así nos besaremos, entre gladiolos.

Te rodearé de polo a polo,
entre mis largos brazos verecundos.
Tú asirás mi cuerpo errabundo
con la fuerza de tus manos tan sólo.

Y pasarán entonces eones, eras.
Un universo de vida en cada beso,
un segundo, una vida entera.

Nada de abuso, nada de exceso,
tan sólo labios como la vez primera;
amor y tus labios jugosos, sólo eso.

Maldito destino

El destino, ¡qué gracioso!
se presenta ante ti y se mofa,
te muestra el placer y lo arroja,
tan solo para ser odioso.

Esta vez, el destino penoso
tenía una irónica y estúpida broma:
hacer que hablara la bella Paloma
 sin estar mi cuerpo nervioso.

Quiso el destino, el truhán,
que yo estuviera ocupado, 
que mi cuerpo anduviera abajo
y que no la oyera desde el desván.

Quiera el destino rufián,
que mañana, tranquilo y reposado,
permita a los amantes amados
hablar por horas al huracán.

Paráfrasis

No sé bien qué escribir,
mas como contigo todo es sencillo
y eres tú quien me lee,
en seguida llegará el momento
en que me aborden las ideas con las que escribirte.
Las letras fluirán, líquidas y gráciles,
como la vida contigo:
todo funciona, todo marcha, 
como un niño que camina ya solo.

No tengo que preocuparme, pues,
de no tener con qué regalarte;
la sencillez toma el mando,
se apodera de nosotros, nos domina.
Lo natural es lo sencillo,
lo simple, lo que no se piensa.
Lo difícil, ya sabes,
es hacerlo complicado.
Menos, siempre, es más.

Dulce fuego

Abrásame muy fuerte,
con tus manos de fuego,
con tus labios ardientes, 
con tu lengua de acero.

Quémame la piel podrida
renuévala con tus besos. 
Haz que tu hoguera escondida
prenda en mí y haga un incendio.

Llágame, fúndeme, agóstame.
Ámame sin recuerdos.
Porque el fuego purifica,
y olvida sus pensamientos.
Porque para el fuego sólo somos
ceniza, polvo y viento.

Dieta

La comida rige nuestras vidas.
El somos lo que comemos
deja paso al comemos lo que somos.
Yo soy carne porque como carne.
Tú eres dulce porque comes fruta.

La hambruna de amor que nos asola,
amenaza con dejarnos muertos,
extenuados, endebles, cansados.
Listos para ir a nuestro entierro.

Comámonos mutuamente, sin aderezos.
Bebámonos nuestras sangres, 
nuestra saliva y nuestros sexos.
Seamos alimento del alma,
seamos hasta que estemos llenos.

Expiar

Me gustaría sudar la pena,
rezumarla como una cueva rezuma el agua.
Expulsar el veneno
tras mirarte a los ojos
y beberme tu piel, 
lluvia fina que contiene el antídoto.

Cargar como Atlas una pesada carga,
y llevarla y llevarla
y por fin, cuando llegues, 
caerme rendido a besarte los pies,
a besarte la cara 
y morir en tu regazo.

Necesito una condena me digo,
una que purifique y recree,
que rebrote mi tierra podrida.
Porque hoy he decidido
que seré contigo sin guía,
o no seré.

Haz

Haz ordenado, dispuesto para avasallar.
Arrasar con tu vida,
con la suya y la de más allá.
Controla las masas
¿No prestas atención?


Haz de luz que te alumbra.
El foco de la vergüenza te enfoca.
Te señala.
Procede, maldito idiota.
¿No eres consciente?

Haz amarillenta, por la bilis,
que te ha destrozado por dentro
y estalló por fuera.
Que tendrías mal en la cabeza
¿No estabas pensando?

Haz y no digas que harás.
Actúa, reacciona, joder.
Te está esperando.
No quiere dudas, sino certezas.
¿No te das cuenta?

Tu vientre

Tu vientre de seda,
tintura dorada en el pincel,
chispa del fuego interno,
caricia salada en tu piel,
nunca fue esclavo.

Tú eres libre, ingrávida,
tan violentamente fiel
a cuanto crees y piensas,
que creas agonía y hiel
a quienes no comprendemos.

Tu sangre late lenta,
de un fuerte color buriel,
tranquila y silenciosa,
como el vino cae sobre el mantel
y lo tiñe todo y lo moja.

La sangre, que riega tu vientre,
que nutre y calma como la miel,
que limpia ahora el llanto
que te acerca a él,
que te sigue esperando.

Solo de poesía

Un plato.
Un vaso.
Un tenedor.

Una pregunta sin respuesta.
Un disparo perdido al aire.
Una lavadora sólo con mis prendas.

Media botella de vino malo.
Un cigarrillo acodado en el alféizar.
Una mejilla virgen y yerma.

La tapa del retrete siempre subida.
Un autorretrato.
Una taza de té ya fría.

Una silla.
Una almohada.
Una bicicleta.

Una esponja aún húmeda y espumosa.
Una película no comentada.
Una camisa usada por mí tan sólo.

Un pasaje de avión al purgatorio, no al cielo dantesco.
Una caricia con mi propia mano.
La última cena que yo esperaba.

Un beso
sordo,
mudo
e inexistente.

Pajarilla

Me miran sus ojos de leño
posándose sobre mi hombro
tras emprender un breve vuelo.

Me arrulla suave el gorjeo.
Habla conmigo despacito,
sin prisa por el mensaje, lento.

Le atuso las plumas por dentro
y se gira con virulencia
pues no esperaba ese gesto.

La llamo, a través del viento,
para que venga a mi lado.
Le alcanzo pan, le doy un beso.

Pero la pajarilla está ya lejos,
ha emigrado hacia el este.
-Quizá vuelva en verano- pienso.

-Pues no hay mayor belleza- creo-
que una paloma libre
volando libre de todo deseo.

Final abierto (Poema guionizado)

Escena 1
(Habitación al uso. Escritorio iluminado)
Él- Escribiré algo que sea doloroso,
algo tan triste y duro que me duela pronto.
Quiero acabar sucio, herido y sangrando.

(Comienza a escribir. Está sentado)
No puedo aguantar más yo solo,
me duele el alma, me molesta todo.
Me gustaría saber qué estaría pensando.

(Se rasca la cabeza; el lápiz en mano)
Se marchita la vida de qué modo.
Sé que puedo, que aún puedo un poco.
Pero no sé cómo hacerlo, ni cuándo.

(Se abate sobre el folio. Mira un cuadro)
París, al menos el nuestro, está roto.
Mas sé que con una reparación a fondo
relucirán otra vez la torre y los tejados.


Escena 2
(Cocina rústica. Luz natural baja)
Ella- No puedo más, debo alejarme sin demora.
No soporto estar con quién no se soporta.
Me iré bien lejos un tiempo, con calma.

(Agarra unas fotos del muro y las aparta)
No es justo. Es una agonía, la más mortal.
Necesito por una vez mirarme a mí, estar sola.
Seré por fin sincera, sin más. Franca.

(Enciende un cigarro, que la relaja)
No tuvo derecho a decir esas cosas.
Me partió en dos, me escupió en la boca,
y eso son cosas que se quedan en el alma.

(Se sienta y pone un disco. Mira por la ventana)
Las horas de llanto me han transformado en roca.
Diga o haga, o piense. No me importa.
Yo lo que quiero es paz. Paz santa.


Escena 3
(Exterior, plaza con tráfico. Entre los árboles Sol fuerte.
Se miran desde la distancia, a lo lejos.
Caminan ambos unos cuantos metros.
Se sientan despacio en un banco. Silentes.

Se miran callados, parpadean lentamente.
Pasa un autocar y se ven en el reflejo.
La tensión acucia, pero se saben de tiempo:
alguno hablará, no hay prisa, no hay gente.
Sólo ellos.)