Rutina

Solía susurrarte al oído lo guapa que estabas, cada día, al despertarme. Aprovechabas que no estaba muy lúcido a esas horas y me engatusabas para hacer cosas que sólo a tí te gustaban: quedar con tus amigas y sus aburridas parejas, cenar con tus padres, recoger a tu sobrinos de la guardería (aunque secretamente me caían genial esos pequeños trotamundos, debía mantener mi imagen de tipo duro-odianiños)
Ya despejado y esperando que mi gran taza de café se enfriara, conversábamos, acerca de tí, de mí; comentábamos las noticias de la radio y, en fin, jugábamos a ser matrimonio, quizá pensando en un futuro algo próximo.
Tomábamos la ducha diaria juntos, cumpliendo así con una de mis condiciones, y acto seguido nos evaporamos cada uno a nuestros respectivos trabajos.
Vueltos ya y tras comer, nos acurrucábamos en el sofá y veíamos una película, quedándonos dormidos casi siempre. Al despertar comenzaban los arrumacos, los besos y las caricias. Quizá hubiera alguna variante, tal como los abrazos (ya sabes que a mí no me gusta darlos) cosquillas o masajes, pero era en muy pocas ocasiones. Terminábamos, cómo no, empapados en sudor, extasiados y casi muertos (la pétit morte que le llaman los franceses)
Cenábamos, oíamos música, bailábamos, salíamos, te hacía fotos, dormíamos...
En definitiva, VIVÍAMOS.

Ojalá algún día pueda decir que tuve esta rutina. Y que fue contigo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay partida.

cocodrilo dijo...

Me gusta lo bohemio.

Anónimo dijo...

- ¿Quién es blo, blo, blo?
- Un chico que me recordó a ti por su primer comentario. No sé, me resultó... muy Didi.
- ¿No le conocías de nada?
- No, de nada.

...Te preguntarás qué es esto, ¿verdad? Es una pequeña parte de la conversación que acabo de tener con una amiga, "Cocodrilocuerdo", por no decir, prácticamente, el final, ya que no he podido evitar colarme aquí y leérte.
Estoy aquí, pues... no sé porqué.
Quería dejarte un comentario. Que supieses que, literalmente, me he enamorado de este texto, y que no he querido leer más porque tengo un sabor de boca que quiero recordar, y como tampoco te conozco, seria absurdo leer otros que no fueses tan completos como éste.
No sé si he de decirte algo más, así que, me marcho.
Un beso (por si no quieres un abrazo).