Quid?

Dime qué es en lo que piensas. Intento adivinarlo por tus pupilas, dilatadas por la falta de luz en esta penumbra eterna que es nuestra habitación, pero es en vano. Ningún atisbo de debilidad; fruto de la perfecta colocación de las ideas en tu cabeza, sólo dejas entrever lo que te interesa que intente saber. Por desgracia, esas veces en las que bajas la guardia (conscientemente) para que entre en tí son mínimas. Tu aire misterioso me fascina (gracias, memoria humana colectiva*) y me exaspera. Como si de un tira y afloja se tratara, tu te blindas ante mis intentos de entrar. Trataré, besándote, de descubrir por tus labios lo que tus ojos no expresan.


*(lo que desconocido nos atrae, inexplicablemente)

1 comentario:

Anónimo dijo...

El frio siberiano extiende su manto sobre mi ánimo; y ahí andas tú, con tu sonrisa ligera y cálida a la que me tienes tan bien acostumbrada, esperando el momento propicio para dejarme boquiabierta...

Tal vez sea la lluvia

P.