Viajero de ferrocarril (V)

...que qué hacía tan solo en un tren tan grande. Él, intentando aparentar normalidad, tragó con dificultad, pagó y se fue a su vagón. No podía fastidiar aún más las cosas, debía aguantar sus instintos y mantenerse tal y como ella lo había dejado. Pero se dio cuenta que iba a costarle más de lo que pensaba, ya que la revisora lo perseguía por el discurrir de los vagones. Él se giró sobre sí mismo y le espetó:
-Por favor déjame, no insistas; aún confío en ella , aún la quiero.
La revisora, anonadada mostró un mueca que intentaba ser una sonrisa pero que ocultaba un disgusto por no poder añadirlo a la lista de pasajeros anónimos que habían pasado por sus manos. Ella se alejó abatida y él se desplomó sobre su asiento; comprobó que la velocidad iba disminuyendo. Estaba llegando a su destino. Se aproximó a la salida para bajar en seguida y observó que la revisora estaba llorando en un asiento.
Cuando bajó casi se desmaya; ella estaba allí, esperando con una maleta a los pies. Sobrecogido por la visión, le inquirió con la mirada el por qué de estar allí.
-Nos vamos a París; tenemos que recuperar esta noche que hemos perdido como tontos- le sonrió.
Confuso, la abrazó y la besó; la cogió en brazos y la metió en el tren que acababa de llegar. No podía creer lo que estaba sucediendo. Entraron en su coche-cama, se desvistieron y ,desnudos, se durmieron a la espera de llegar a su destino.



fin.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Magnifico

Fyo.