La Ciudad (y II)

Esos no eran otros que las autodenominadas "Personas", en conjunto, con todos sus vicios, sus ansias de poder, sus estupideces, sus insensateces y sus supersticiones. Ellos acabaron con el idílico ambiente creado, lo sumieron en el más absoluto y vertiginoso caos. Los habitantes de la urbe, temerosos de represalias, guardaron silencio, y nunca más volvieron a levantar la voz. Aún así, inconscientemente, existía entre todos ellos una suerte de resistencia semisilente, que rehusaba aceptar todas las nuevas concepciones y convencionalismos impuestos por las Personas. Como parte de su cotidianeidad, seguían haciendo ciertas cosas, mínimas, que realizaban antes de la invasión. Valientes y cobardes...

1 comentario:

Winston dijo...

"Hasta que no tengan conciencia de su fuerza, no se rebelarán, y hasta después de haberse rebelado, no serán conscientes. Éste es el problema."

Me gusta mucho P.