Estupidez coronaria

Mírate, ajado y dichoso
corazón estúpido, músculo rojo.
Sonríes al fatigarte,
gozas en tu latir;
¿qué se oculta bajo esa capa?
¿qué hay de bueno en
tanto trabajar?
No entiendo porqué sonríes
y me señalas cuando pregunto.
-¿Que por qué disfruto?
Porque estoy aquí, útil,
ajado, sí, pero válido,
quizá con grietas sangrantes,
pero quedo satisfecho
cuando me usas, y amas.-



Primer poema de verso libre. Va por usté, maestro.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Queremos la ciudad (y III)!!!