Lilliput

Voy. Y te encuentro acurrucada en la palma de mi mano. Me miras como pidiéndome la pregunta que sabes que no tardaré en hacerte. Y yo te miro con un sentimiento paterno, tan propio como el marrón oscuro de mis ojos. Te inquiero el por qué de tu estado tan pequeño. Y me respondes con una sonrisa pícara, que así es más facil que te lleve en mis bolsillos, allá donde me dirija.

1 comentario:

Anónimo dijo...

gran hiperbreve...:)!!

muá,guadiana!