Pícara


Sonríes, y tiemblan ya los cimientos
que sostenían mi mente ahora ida
que ora vaga desnuda y perdida
esperando que le rocen tus vientos

Y me parece el tiempo ceniciento
gris y turbio, ya muerto y sin vida
si me alejo de tu boca dormida
inerte, yerma y sin ningún aliento.

Mas la mirada infinita susurra:
¡yo deseo también ser alabada,
pues digo mucho con un parpadeo!

Así que antes de que algo ocurra
con la frágil boca y la hostil mirada
los uno conmigo entre jadeos.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tu con poética y con prosa. Léela, la definiría como un pop de azorín.
Como vas a subir hasta la parte más fría y elevadada del norte más nórtico de los alarios, donde no brila y el sol.

AMA

Anónimo dijo...

y yo con prosa