
De entre las ruinas saqué lo que parecían los restos de tu pobre y roído corazón que tal y como decía Sabina en una canción estaba podrido de latir. Algún día, cuando seais solo una y no dos y tan diferentes, te lo daré lustroso, limpio y renovado, para que lo uses siempre que quieras sin miedo a que puedan rompertelo. Pero hasta entonces, espera, mantente, aguanta tus ganas porque sabes que si te lo entrego precipitadamente el resultado sería catastrófico.
Nunca me agradezcas esto, simplemente, es porque eres tú.